La constituciĆ³n de los Estados Unidos y el procesamiento de la informaciĆ³n: la extraordinaria vida de Herman Hollerith
TecnologĆ­a

La constituciĆ³n de los Estados Unidos y el procesamiento de la informaciĆ³n: la extraordinaria vida de Herman Hollerith

Todo el problema comenzĆ³ en 1787 en Filadelfia, cuando las antiguas colonias britĆ”nicas rebeldes intentaron crear la ConstituciĆ³n de los Estados Unidos. Hubo problemas con esto: algunos estados eran mĆ”s grandes, otros mĆ”s pequeƱos, y se trataba de establecer reglas razonables para su representaciĆ³n. En julio (despuĆ©s de varios meses de disputas) se llegĆ³ a un acuerdo, denominado "Gran Compromiso". Una de las clĆ”usulas de este acuerdo era la disposiciĆ³n de que cada 10 aƱos en todos los estados de EE. UU. se realizarĆ­a un censo detallado de la poblaciĆ³n, sobre la base del cual se determinarĆ­a el nĆŗmero de representaciĆ³n de los estados en los Ć³rganos gubernamentales.

En ese momento, no parecĆ­a un gran desafĆ­o. El primer censo de este tipo en 1790 contĆ³ con 3 ciudadanos, y la lista del censo contenĆ­a solo unas pocas preguntas; no hubo problemas con el procesamiento estadĆ­stico de los resultados. Las calculadoras se ocuparon de esto fĆ”cilmente.

Pronto quedĆ³ claro que tanto un buen como un mal comienzo. La poblaciĆ³n estadounidense creciĆ³ rĆ”pidamente: de censo a censo en casi un 35% exactamente. En 1860, se contaron mĆ”s de 31 millones de ciudadanos, y al mismo tiempo el formulario comenzĆ³ a inflarse tanto que el Congreso tuvo que limitar especĆ­ficamente el nĆŗmero de preguntas permitidas a 100 para garantizar que el cuestionario pudiera ser procesado. matrices de datos recibidos. El censo de 1880 resultĆ³ ser tan complicado como una pesadilla: la factura superĆ³ los 50 millones, y se necesitaron 7 aƱos para resumir los resultados. La siguiente lista, fijada para 1890, ya era claramente inviable en estas condiciones. La ConstituciĆ³n de los Estados Unidos, un documento sagrado para los estadounidenses, estĆ” bajo seria amenaza.

El problema se notĆ³ antes e incluso se intentĆ³ resolverlo casi desde 1870, cuando un tal Coronel Seaton patentĆ³ un dispositivo que permitĆ­a acelerar ligeramente el trabajo de las calculadoras mecanizando un pequeƱo fragmento. A pesar del escaso efecto, Seaton recibiĆ³ $ 25 del Congreso por su dispositivo, que en ese momento era gigantesco.

Nueve aƱos despuĆ©s del invento de Seaton, se graduĆ³ en la Universidad de Columbia, un joven Ć”vido de Ć©xito, hijo de un inmigrante austriaco en los Estados Unidos llamado Herman Hollerith, nacido en 1860. tenĆ­a algunos ingresos impresionantes, con la ayuda de varias encuestas estadĆ­sticas. Luego comenzĆ³ a trabajar en el famoso Instituto de TecnologĆ­a de Massachusetts como profesor de ingenierĆ­a mecĆ”nica, luego tomĆ³ un trabajo en la oficina federal de patentes. AquĆ­ empezĆ³ a pensar en mejorar el trabajo de los censistas, a lo que sin duda le impulsĆ³ dos circunstancias: la cuantĆ­a de la prima de Seaton y el hecho de que se convocara un concurso para la mecanizaciĆ³n del prĆ³ximo censo de 1890. El ganador de esta competencia podrĆ­a contar con una gran fortuna.

La constituciĆ³n de los Estados Unidos y el procesamiento de la informaciĆ³n: la extraordinaria vida de Herman Hollerith

Zdj. 1 alemƔn Hollerit

Las ideas de Hollerith eran frescas y, por lo tanto, dieron en el blanco proverbial. Primero, decidiĆ³ encender la electricidad, algo en lo que nadie habĆ­a pensado antes que Ć©l. La segunda idea fue obtener una cinta de papel especialmente perforada, que debĆ­a pasar entre los contactos de la mĆ”quina y asĆ­ acortarse cuando era necesario enviar un pulso de conteo a otro dispositivo. La Ćŗltima idea al principio resultĆ³ ser regular. No fue fĆ”cil romper la cinta, a la cinta misma le "encantaba" rasgarse, ĀætenĆ­a que ser extremadamente suave su movimiento?

El inventor, a pesar de los reveses iniciales, no se dio por vencido. ReemplazĆ³ la cinta con las cartulinas de papel grueso que alguna vez se usaron para tejer, y ese fue el quid de la cuestiĆ³n.

ĀæMapa de su idea? dimensiones bastante razonables de 13,7 por 7,5 cm? originalmente contenĆ­a 204 puntos de perforaciĆ³n. Las combinaciones apropiadas de estas perforaciones codificaron las respuestas a las preguntas del formulario del censo; esto asegurĆ³ la correspondencia: una tarjeta - un cuestionario del censo. Hollerith tambiĆ©n inventĆ³, o de hecho mejorĆ³ enormemente, un dispositivo para perforar sin errores una tarjeta de este tipo y muy rĆ”pidamente mejorĆ³ la tarjeta en sĆ­, aumentando el nĆŗmero de agujeros a 240. Sin embargo, Āæsu diseƱo mĆ”s importante era elĆ©ctrico? ā€¢ Que procesĆ³ la informaciĆ³n leĆ­da de la perforaciĆ³n y adicionalmente clasificĆ³ las tarjetas salteadas en paquetes con caracterĆ­sticas comunes. AsĆ­, seleccionando, por ejemplo, las relativas a hombres de todas las fichas, podrĆ­an clasificarse posteriormente segĆŗn criterios como, por ejemplo, ocupaciĆ³n, educaciĆ³n, etc.

La invenciĆ³n, todo el complejo de mĆ”quinas, mĆ”s tarde llamadas "calculadoras y analĆ­ticas", estuvo lista en 1884. Para hacerlos algo mĆ”s que papel, Hollerith pidiĆ³ prestados $2500, hizo un kit de prueba para Ć©l y el 23 de septiembre de ese aƱo presentĆ³ una solicitud de patente que requerĆ­a que se convirtiera en un hombre rico y una de las personas mĆ”s famosas del mundo. Desde 1887, las mĆ”quinas encontraron su primer trabajo: comenzaron a usarse en el servicio mĆ©dico militar de los EE. UU. para mantener las estadĆ­sticas de salud del personal del ejĆ©rcito de los EE. UU. ĀæTodo esto junto inicialmente le trajo al inventor un ingreso ridĆ­culo de alrededor de $ 1000 al aƱo?

La constituciĆ³n de los Estados Unidos y el procesamiento de la informaciĆ³n: la extraordinaria vida de Herman Hollerith

Foto 2 Hollerith tarjeta perforada

Sin embargo, el joven ingeniero seguƭa pensando en el inventario. Es cierto que los cƔlculos de la cantidad de materiales necesarios a primera vista eran bastante poco atractivos: se necesitarƭan mƔs de 450 toneladas de tarjetas para el censo.

La competencia anunciada por el Negociado del Censo no fue fĆ”cil y tuvo una etapa prĆ”ctica. Sus participantes tuvieron que procesar en sus dispositivos una gran cantidad de datos ya acumulados durante el censo anterior y demostrar que obtendrĆ­an resultados consistentes mucho mĆ”s rĆ”pido que sus predecesores. Dos parĆ”metros tenĆ­an que ser decisivos: el tiempo de cĆ”lculo y la precisiĆ³n.

La competencia no fue de ninguna manera una formalidad. William S. Hunt y Charles F. Pidgeon estuvieron al lado de Hollerith en el juego decisivo. Ambos usaban subsistemas extraƱos, pero la base para ellos eran contadores hechos a mano.

Las mĆ”quinas de Hollerith literalmente destruyeron a la competencia. Resultaron ser 8-10 veces mĆ”s rĆ”pidos y varias veces mĆ”s precisos. La Oficina del Censo le ordenĆ³ al inventor que le alquilara 56 kits por un total de $56 al aƱo. TodavĆ­a no era una fortuna gigantesca, pero la cantidad permitĆ­a a Hollerith trabajar en paz.

LlegĆ³ el censo de 1890. El Ć©xito de los kits de Hollerith fue abrumador: seis semanas (Ā”!) despuĆ©s del censo realizado por casi 50 entrevistadores, ya se sabĆ­a que en Estados Unidos vivĆ­an 000 ciudadanos. Como resultado del colapso del estado, se salvĆ³ la constituciĆ³n.

Las ganancias finales del constructor despuĆ©s del final del censo ascendieron a una suma "considerable" de $ 750. AdemĆ”s de su fortuna, este logro le dio a Hollerith una gran fama, entre otras cosas, le dedicĆ³ un nĆŗmero completo, anunciando el comienzo de una nueva era de la informĆ”tica: la era de la electricidad. La Universidad de Columbia considerĆ³ su papel de mĆ”quina equivalente a su disertaciĆ³n y le otorgĆ³ un Ph.D.

Clasificador de fotos 3

Y luego Hollerith, que ya tenĆ­a pedidos extranjeros interesantes en su cartera, fundĆ³ una pequeƱa empresa llamada Tabulating Machine Company (TM Co.); parece que incluso se olvidĆ³ de registrarlo legalmente, lo que, sin embargo, no era necesario en ese momento. La empresa simplemente tenĆ­a que ensamblar juegos de mĆ”quinas proporcionados por subcontratistas y prepararlos para la venta o el alquiler.

Las plantas de Hollerith pronto estuvieron en funcionamiento en varios paĆ­ses. En primer lugar, en Austria, que vio un compatriota en el inventor y comenzĆ³ a producir sus dispositivos; excepto que aquĆ­, utilizando lagunas legales bastante sucias, se le negĆ³ una patente, por lo que sus ingresos resultaron ser mucho mĆ”s bajos de lo esperado. En 1892 las mĆ”quinas de Hollerith realizaron un censo en CanadĆ”, en 1893 un censo agrĆ­cola especializado en Estados Unidos, luego fueron a Noruega, Italia y finalmente a Rusia, donde en 1895 realizaron el primer y Ćŗltimo censo de la historia bajo el gobierno zarista. .autoridades: la siguiente la hicieron solo los bolcheviques en 1926.

Foto 4 Juego de mƔquinas Hollerith, clasificador a la derecha

Los ingresos del inventor crecieron a pesar de copiar y eludir sus patentes de energĆ­a, pero tambiĆ©n lo hicieron sus gastos, ya que dedicĆ³ casi toda su fortuna a la nueva producciĆ³n. AsĆ­ que viviĆ³ muy modestamente, sin pompa. TrabajĆ³ duro y no se preocupĆ³ por su salud; los mĆ©dicos le ordenaron que limitara significativamente sus actividades. En esta situaciĆ³n, vendiĆ³ la empresa a TM Co y recibiĆ³ $1,2 millones por sus acciones. Era millonario y la compaƱƭa se fusionĆ³ con otras cuatro para convertirse en CTR: Hollerith se convirtiĆ³ en miembro de la junta y asesor tĆ©cnico con un pago anual de $ 20; DejĆ³ el consejo de administraciĆ³n en 000 y dejĆ³ la empresa cinco aƱos despuĆ©s. El 1914 de junio de 14, despuĆ©s de otros cinco aƱos, su empresa volviĆ³ a cambiar su nombre, por el que es ampliamente conocido hasta el dĆ­a de hoy en todos los continentes. Nombre: International Business Machines. IBM.

A mediados de noviembre de 1929, Herman Hollerith se resfriĆ³ y el 17 de noviembre, despuĆ©s de un infarto, muriĆ³ en su residencia de Washington. Su muerte fue mencionada brevemente en la prensa. Uno de ellos confundiĆ³ el nombre IBM. Hoy, despuĆ©s de tal error, el editor en jefe definitivamente perderĆ­a su trabajo.

AƱadir un comentario