OperaciĆ³n AL, parte 2
Equipo militar

OperaciĆ³n AL, parte 2

OperaciĆ³n AL, parte 2

El crucero pesado USS Louisville (CA-28) saliendo de Fist Bay en la isla Adak en abril de 1943.

La noche que se avecinaba no significĆ³ para los estadounidenses un descanso en la lucha por las Islas Aleutianas. Con razĆ³n se temĆ­a que el ataque principal del enemigo se produjera en los prĆ³ximos dĆ­as, por lo que se suponĆ­a que detectarĆ­a portaaviones japoneses antes de la reanudaciĆ³n de las operaciones aĆ©reas. AdemĆ”s de varias Catalines, tambiĆ©n se enviaron bombarderos del ejĆ©rcito en patrullas nocturnas. Como recordaron sus tripulaciones, condiciones climĆ”ticas mortales reinaron sobre Alaska y las Islas Aleutianas esa noche. Dos Catalinas, pilotadas por los subtenientes de la Armada Gene Cusick y Eugene Stockstone, que no daban seƱales de vida y se daban por perdidos junto con sus tripulaciones, no sobrevivieron al paso de la tormenta.

Segundo Rally en Dutch Harbor - 4 de junio.

La racha perdedora fue interrumpida por un hidroaviĆ³n pilotado por el abanderado Marshall K. Frirks. A las 6:50 habĆ­a estado en el aire durante ocho horas y saliĆ³ de la tormenta sin fallas graves. En el viaje de regreso, a unas 160 millas al suroeste de Umnak, una pantalla de radar ASV hizo contacto con un objeto no identificado en la superficie del agua. Los Frear sabĆ­an que no podĆ­a ser una isla o un barco estadounidense, por lo que decidiĆ³ bajar la altitud e inspeccionar el Ć”rea. Para su sorpresa, corriĆ³ directamente hacia el 2Āŗ Kido Butai, pero las propias unidades japonesas no lo encontraron.

OperaciĆ³n AL, parte 2

Un barco de Northwestern humeante despuƩs de ser alcanzado por una bomba aƩrea.

El estadounidense enviĆ³ apresuradamente un mensaje a la base sobre un portaaviones y dos destructores con coordenadas 50Ā°07'N 171Ā°14'W, moviĆ©ndose a lo largo de un rumbo de 150Ā°. Tras confirmar que el mensaje habĆ­a sido recibido, Catalina tuvo que mantener contacto visual con la selecciĆ³n nipona. Menos de una hora despuĆ©s, el Comando de Ala de Patrulla ordenĆ³ a Frirks que regresara a la base. Sin embargo, antes de abandonar al enemigo, el estadounidense decidiĆ³ probar suerte y bombardear uno de los barcos japoneses. Su entrada fue un completo fracaso y Ć©l mismo perdiĆ³ uno de los motores por fuego antiaĆ©reo.

DespuĆ©s de que el segundo Kido Butai Frirks Catalina fuera relevado, pilotado por el teniente de la Armada Charles E. Perkins, quien despegĆ³ de Dutch Harbor. Esta vez, el hidroaviĆ³n estaba armado con un torpedo y dos bombas de 2 kg en caso de que tuviera la oportunidad de llegar a una distancia segura del enemigo. Alrededor de las 227:11, Perkins localizĆ³ al equipo japonĆ©s e informĆ³ a la base del avistamiento de un portaaviones, dos cruceros pesados ā€‹ā€‹a 00Ā° 215 millas de Dutch Harbor, en un curso de 165Ā°. Catalina debĆ­a rastrear el 360Āŗ Kido Butai hasta que llegaran los bombarderos aliados. Sin embargo, los retrasos en la transmisiĆ³n de radiografĆ­as significaron que un total de doce B-2A de Cold Bay y Umnak despegaron con mĆ”s de una hora de retraso.

Al igual que Fryrky, Perkins tambiĆ©n quiso probar suerte y enfrentĆ³ a Catalina contra Junyo. Los japoneses no parecieron sorprendidos y abrieron fuego antiaĆ©reo. Una de las explosiones destruyĆ³ el motor derecho del hidroaviĆ³n, que perdiĆ³ momentĆ”neamente su estabilidad. Perkins tenĆ­a una opciĆ³n: continuar con el enfoque suicida o irse. Sin poner en riesgo la vida de la tripulaciĆ³n, el estadounidense arrojĆ³ un torpedo y ambas bombas al agua, tras lo cual desapareciĆ³ en medio de una nube de aguacero. Cuando estuvo seguro de que los cazas japoneses no lo perseguĆ­an, tambiĆ©n vaciĆ³ sus tanques de gasolina a la mitad del camino para llegar a la base con un solo motor en marcha.

Seis B-26A de Umnak, dirigidos por el CapitĆ”n Owen Mills, no pudieron localizar a los portaaviones japoneses basĆ”ndose en pistas de telegramas existentes. Ninguno de los bombarderos estaba equipado con radar y el Catalina de Perkins ya estaba regresando. El tiempo cambiante volviĆ³ a hacerse sentir. Un chubasco lluvioso y una espesa niebla dificultaron la bĆŗsqueda con instrumentos Ć³pticos. La Ćŗnica opciĆ³n segura era mantenerse por encima de las nubes, pero en esas condiciones encontrar barcos en la superficie del agua era casi un milagro. Pasaron los siguientes minutos y Mils no tuvo mĆ”s remedio que decidir retirarse.

La expediciĆ³n del bombardero a Cold Bay fue un poco mĆ”s dramĆ”tica. Seis. B-26A dirigido directamente por el entusiasta coronel William

El padre Irekson estaba armado con torpedos a instancias del personal naval. DespuĆ©s del despegue, el grupo, por supuesto, se dirigiĆ³ al Ć”rea indicada por Perkins, pero tambiĆ©n en este caso se hizo sentir una espesa niebla oscura. Los aviones estadounidenses perdieron el contacto visual entre sĆ­ y tuvieron que aumentar su altitud para restablecerlo. Aunque el ascenso tomĆ³ solo unos minutos, un bombardero pilotado por el CapitĆ”n George Thornbrough se perdiĆ³ en el proceso. Como el Ćŗnico del grupo, decidiĆ³ continuar con su misiĆ³n y continuĆ³ buscando portaaviones japoneses. El destino aparentemente recompensĆ³ su perseverancia ya que pronto encontrĆ³ el segundo Kido Butai.

Con solo un torpedo, Thornbrough sabĆ­a que esta era una oportunidad Ćŗnica. Claramente no tenĆ­a suficiente espacio y tiempo para un ataque con torpedos, por lo que decidiĆ³ sumergirse. El estadounidense esperaba que, mientras tanto, pudiera armar el torpedo y usarlo como bomba. EligiĆ³ el portaaviones Ryujo como su objetivo, cuya tripulaciĆ³n vio rĆ”pidamente la amenaza. La artillerĆ­a antiaĆ©rea tronĆ³, pero ya era demasiado tarde para levantar a Zero en el aire e interceptar el aviĆ³n enemigo. Thornbrough girĆ³ bruscamente y se encontrĆ³ directamente frente a uno de los lados del portaaviones. Los japoneses estaban tan indefensos como siempre, solo podĆ­an contar con sus armas para derribar o al menos dispersar al B-26A, pero la mĆ”quina continuĆ³ su arriesgada aproximaciĆ³n. En el momento decisivo, el estadounidense soltĆ³ la palanca y su torpedo se deslizĆ³ hacia la cubierta de Ryujo. Cuanto mĆ”s se acercaba al objetivo, mĆ”s cambiaba su trayectoria, y al final cayĆ³ a poco mĆ”s de 60 metros del barco, levantando una enorme columna de agua detrĆ”s de ella.

Los japoneses dieron un suspiro de alivio. Thornbrough estaba furioso porque podrĆ­a haber perdido una oportunidad Ćŗnica en la vida de hundir un portaaviones. Sin embargo, no iba a perdonar a su oponente tan fĆ”cilmente. RegresĆ³ a la base para repostar, armar el aviĆ³n y volver a la carretera. Atravesando espesas nubes, en lugar de Otter Point, tuvo que aterrizar en Cold Bay. En el acto, escribiĆ³ un relato detallado de su ataque y al mismo tiempo se enterĆ³ de que los cinco bombarderos restantes del escuadrĆ³n habĆ­an regresado sanos y salvos a la base4. Sin esperar la decisiĆ³n del comando, Ć©l y la tripulaciĆ³n abordaron un bombardero y volaron para buscar a los japoneses en medio de una espesa niebla. Esta fue la Ćŗltima vez que se les vio con vida. Antes de la medianoche, el aviĆ³n de Thornbrough seƱalĆ³ un intento de atravesar las nubes hacia la base desde una altitud de unos 3000 m Un mes despuĆ©s, en la playa de Unimak, a unas 26 millas de Cold Bay,40 se encontraron restos con cuerpos enredados en el asiento. cinturones Los estadounidenses nombraron las pistas del Aeropuerto Cold Bay Thornbrough en honor a esta heroica expediciĆ³n.

El mismo dĆ­a, los portaaviones japoneses tambiĆ©n fueron vistos por un par de B-17B, modelos de bombarderos experimentales mĆ”s antiguos. Viajaron al lugar informado en sucesiĆ³n por Freaks, Perkins y Thornbrough, y usando su propio radar ASV, encontraron al Equipo Kakuta. El lĆ­der, el CapitĆ”n Jack L. Marks, descendiĆ³ solo 300 my arrojĆ³ cinco bombas sobre un grupo de barcos visibles, todas las cuales resultaron ser inexactas. Al mismo tiempo, su compaƱero de ala, el teniente Thomas F. Mansfield, fijĆ³ su mirada en Takao. El estadounidense pretendĆ­a bajar lo mĆ”s posible la altura y dar directamente en el blanco de uno de los misiles antiaĆ©reos. El bombardero se incendiĆ³ y se estrellĆ³ contra la superficie del agua, en las inmediaciones de la unidad atacada. La mayorĆ­a de la tripulaciĆ³n no tuvo tiempo de abandonar el aviĆ³n, ya que inmediatamente se hundiĆ³. El Ćŗnico sobreviviente fue atrapado por Takao6. Marx no pudo ayudar a sus camaradas de ninguna manera y regresĆ³ a la base, informando de un atentado con bomba fallido.

La noticia de que los siguientes bombarderos habĆ­an colisionado con la tripulaciĆ³n de Kakuchi tambiĆ©n llegĆ³ a Otter Point, donde el CapitĆ”n Mills decidiĆ³ darle otra oportunidad a sus tripulaciones despuĆ©s de una infructuosa bĆŗsqueda matutina. Los seis B-26A estaban armados con torpedos y se dividieron en dos grupos despuĆ©s del despegue. Uno de ellos, dirigido por el propio Mils, encontrĆ³ ambos portaaviones japoneses. Dos aviones apuntaron a Ryujo y uno a Junyo. Aunque los estadounidenses afirmaron mĆ”s tarde que lograron hundir un crucero, ninguno de los barcos japoneses resultĆ³ daƱado como resultado.

ataque con torpedos.

Kakuta temĆ­a un contraataque enemigo, pero no esperaba ser acosado por pequeƱos grupos de bombarderos durante la mayor parte del dĆ­a. Fue mucho mĆ”s fĆ”cil para los japoneses evitar ataques individuales que las acciones coordinadas de todo el ala aĆ©rea con base en las Islas Aleutianas y Alaska. Fue una de las pocas cosas positivas que les pasĆ³ a los japoneses el 4 de junio. De acuerdo con el plan original de la operaciĆ³n, el segundo Kido Butai debĆ­a asaltar las posiciones enemigas en la isla Adak temprano en la maƱana. Las pĆ©simas condiciones climĆ”ticas que persistieron sobre la base estadounidense durante toda la noche y la mayor parte de la maƱana convencieron a Kakuta de que serĆ­a mĆ”s inteligente contraatacar en Dutch Harbor, especialmente porque el clima en el Ć”rea era claramente visible.

cambiado a favorable.

Por si acaso, a las 11:54, Kakuta enviĆ³ un par de Kate desde el portaaviones Ryujo, que fueron a reconocimiento en el sector 46 Ā° a una distancia de 144 millas para evaluar las condiciones climĆ”ticas sobre Dutch Harbor9. Los bombarderos japoneses se encontraron con un aviĆ³n enemigo en el camino, pero no querĆ­an luchar con Ć©l. A las doce y cuarto estaban sobre la base estadounidense y enviaron un telegrama recomendando una redada. Kakuta aĆŗn no estaba seguro de que el clima empeorarĆ­a y se abstuvo de tomar decisiones apresuradas. A las 13:00, enviĆ³ un segundo par de "Kate" al sector de reconocimiento 13Ā° durante 44 millas para confirmar el ataque a Dutch Harbor. MĆ”s de una hora despuĆ©s, a las 49:150, las tripulaciones de los bombarderos dieron luz verde para comenzar a volar. Al mismo tiempo, el grupo fue informado del descubrimiento de un destructor enemigo al sur de la isla de Unalaska14.

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