OperaciĆ³n AL, parte 2
La noche que se avecinaba no significĆ³ para los estadounidenses un descanso en la lucha por las Islas Aleutianas. Con razĆ³n se temĆa que el ataque principal del enemigo se produjera en los prĆ³ximos dĆas, por lo que se suponĆa que detectarĆa portaaviones japoneses antes de la reanudaciĆ³n de las operaciones aĆ©reas. AdemĆ”s de varias Catalines, tambiĆ©n se enviaron bombarderos del ejĆ©rcito en patrullas nocturnas. Como recordaron sus tripulaciones, condiciones climĆ”ticas mortales reinaron sobre Alaska y las Islas Aleutianas esa noche. Dos Catalinas, pilotadas por los subtenientes de la Armada Gene Cusick y Eugene Stockstone, que no daban seƱales de vida y se daban por perdidos junto con sus tripulaciones, no sobrevivieron al paso de la tormenta.
Segundo Rally en Dutch Harbor - 4 de junio.
La racha perdedora fue interrumpida por un hidroaviĆ³n pilotado por el abanderado Marshall K. Frirks. A las 6:50 habĆa estado en el aire durante ocho horas y saliĆ³ de la tormenta sin fallas graves. En el viaje de regreso, a unas 160 millas al suroeste de Umnak, una pantalla de radar ASV hizo contacto con un objeto no identificado en la superficie del agua. Los Frear sabĆan que no podĆa ser una isla o un barco estadounidense, por lo que decidiĆ³ bajar la altitud e inspeccionar el Ć”rea. Para su sorpresa, corriĆ³ directamente hacia el 2Āŗ Kido Butai, pero las propias unidades japonesas no lo encontraron.
El estadounidense enviĆ³ apresuradamente un mensaje a la base sobre un portaaviones y dos destructores con coordenadas 50Ā°07'N 171Ā°14'W, moviĆ©ndose a lo largo de un rumbo de 150Ā°. Tras confirmar que el mensaje habĆa sido recibido, Catalina tuvo que mantener contacto visual con la selecciĆ³n nipona. Menos de una hora despuĆ©s, el Comando de Ala de Patrulla ordenĆ³ a Frirks que regresara a la base. Sin embargo, antes de abandonar al enemigo, el estadounidense decidiĆ³ probar suerte y bombardear uno de los barcos japoneses. Su entrada fue un completo fracaso y Ć©l mismo perdiĆ³ uno de los motores por fuego antiaĆ©reo.
DespuĆ©s de que el segundo Kido Butai Frirks Catalina fuera relevado, pilotado por el teniente de la Armada Charles E. Perkins, quien despegĆ³ de Dutch Harbor. Esta vez, el hidroaviĆ³n estaba armado con un torpedo y dos bombas de 2 kg en caso de que tuviera la oportunidad de llegar a una distancia segura del enemigo. Alrededor de las 227:11, Perkins localizĆ³ al equipo japonĆ©s e informĆ³ a la base del avistamiento de un portaaviones, dos cruceros pesados āāa 00Ā° 215 millas de Dutch Harbor, en un curso de 165Ā°. Catalina debĆa rastrear el 360Āŗ Kido Butai hasta que llegaran los bombarderos aliados. Sin embargo, los retrasos en la transmisiĆ³n de radiografĆas significaron que un total de doce B-2A de Cold Bay y Umnak despegaron con mĆ”s de una hora de retraso.
Al igual que Fryrky, Perkins tambiĆ©n quiso probar suerte y enfrentĆ³ a Catalina contra Junyo. Los japoneses no parecieron sorprendidos y abrieron fuego antiaĆ©reo. Una de las explosiones destruyĆ³ el motor derecho del hidroaviĆ³n, que perdiĆ³ momentĆ”neamente su estabilidad. Perkins tenĆa una opciĆ³n: continuar con el enfoque suicida o irse. Sin poner en riesgo la vida de la tripulaciĆ³n, el estadounidense arrojĆ³ un torpedo y ambas bombas al agua, tras lo cual desapareciĆ³ en medio de una nube de aguacero. Cuando estuvo seguro de que los cazas japoneses no lo perseguĆan, tambiĆ©n vaciĆ³ sus tanques de gasolina a la mitad del camino para llegar a la base con un solo motor en marcha.
Seis B-26A de Umnak, dirigidos por el CapitĆ”n Owen Mills, no pudieron localizar a los portaaviones japoneses basĆ”ndose en pistas de telegramas existentes. Ninguno de los bombarderos estaba equipado con radar y el Catalina de Perkins ya estaba regresando. El tiempo cambiante volviĆ³ a hacerse sentir. Un chubasco lluvioso y una espesa niebla dificultaron la bĆŗsqueda con instrumentos Ć³pticos. La Ćŗnica opciĆ³n segura era mantenerse por encima de las nubes, pero en esas condiciones encontrar barcos en la superficie del agua era casi un milagro. Pasaron los siguientes minutos y Mils no tuvo mĆ”s remedio que decidir retirarse.
La expediciĆ³n del bombardero a Cold Bay fue un poco mĆ”s dramĆ”tica. Seis. B-26A dirigido directamente por el entusiasta coronel William
El padre Irekson estaba armado con torpedos a instancias del personal naval. DespuĆ©s del despegue, el grupo, por supuesto, se dirigiĆ³ al Ć”rea indicada por Perkins, pero tambiĆ©n en este caso se hizo sentir una espesa niebla oscura. Los aviones estadounidenses perdieron el contacto visual entre sĆ y tuvieron que aumentar su altitud para restablecerlo. Aunque el ascenso tomĆ³ solo unos minutos, un bombardero pilotado por el CapitĆ”n George Thornbrough se perdiĆ³ en el proceso. Como el Ćŗnico del grupo, decidiĆ³ continuar con su misiĆ³n y continuĆ³ buscando portaaviones japoneses. El destino aparentemente recompensĆ³ su perseverancia ya que pronto encontrĆ³ el segundo Kido Butai.
Con solo un torpedo, Thornbrough sabĆa que esta era una oportunidad Ćŗnica. Claramente no tenĆa suficiente espacio y tiempo para un ataque con torpedos, por lo que decidiĆ³ sumergirse. El estadounidense esperaba que, mientras tanto, pudiera armar el torpedo y usarlo como bomba. EligiĆ³ el portaaviones Ryujo como su objetivo, cuya tripulaciĆ³n vio rĆ”pidamente la amenaza. La artillerĆa antiaĆ©rea tronĆ³, pero ya era demasiado tarde para levantar a Zero en el aire e interceptar el aviĆ³n enemigo. Thornbrough girĆ³ bruscamente y se encontrĆ³ directamente frente a uno de los lados del portaaviones. Los japoneses estaban tan indefensos como siempre, solo podĆan contar con sus armas para derribar o al menos dispersar al B-26A, pero la mĆ”quina continuĆ³ su arriesgada aproximaciĆ³n. En el momento decisivo, el estadounidense soltĆ³ la palanca y su torpedo se deslizĆ³ hacia la cubierta de Ryujo. Cuanto mĆ”s se acercaba al objetivo, mĆ”s cambiaba su trayectoria, y al final cayĆ³ a poco mĆ”s de 60 metros del barco, levantando una enorme columna de agua detrĆ”s de ella.
Los japoneses dieron un suspiro de alivio. Thornbrough estaba furioso porque podrĆa haber perdido una oportunidad Ćŗnica en la vida de hundir un portaaviones. Sin embargo, no iba a perdonar a su oponente tan fĆ”cilmente. RegresĆ³ a la base para repostar, armar el aviĆ³n y volver a la carretera. Atravesando espesas nubes, en lugar de Otter Point, tuvo que aterrizar en Cold Bay. En el acto, escribiĆ³ un relato detallado de su ataque y al mismo tiempo se enterĆ³ de que los cinco bombarderos restantes del escuadrĆ³n habĆan regresado sanos y salvos a la base4. Sin esperar la decisiĆ³n del comando, Ć©l y la tripulaciĆ³n abordaron un bombardero y volaron para buscar a los japoneses en medio de una espesa niebla. Esta fue la Ćŗltima vez que se les vio con vida. Antes de la medianoche, el aviĆ³n de Thornbrough seƱalĆ³ un intento de atravesar las nubes hacia la base desde una altitud de unos 3000 m Un mes despuĆ©s, en la playa de Unimak, a unas 26 millas de Cold Bay,40 se encontraron restos con cuerpos enredados en el asiento. cinturones Los estadounidenses nombraron las pistas del Aeropuerto Cold Bay Thornbrough en honor a esta heroica expediciĆ³n.
El mismo dĆa, los portaaviones japoneses tambiĆ©n fueron vistos por un par de B-17B, modelos de bombarderos experimentales mĆ”s antiguos. Viajaron al lugar informado en sucesiĆ³n por Freaks, Perkins y Thornbrough, y usando su propio radar ASV, encontraron al Equipo Kakuta. El lĆder, el CapitĆ”n Jack L. Marks, descendiĆ³ solo 300 my arrojĆ³ cinco bombas sobre un grupo de barcos visibles, todas las cuales resultaron ser inexactas. Al mismo tiempo, su compaƱero de ala, el teniente Thomas F. Mansfield, fijĆ³ su mirada en Takao. El estadounidense pretendĆa bajar lo mĆ”s posible la altura y dar directamente en el blanco de uno de los misiles antiaĆ©reos. El bombardero se incendiĆ³ y se estrellĆ³ contra la superficie del agua, en las inmediaciones de la unidad atacada. La mayorĆa de la tripulaciĆ³n no tuvo tiempo de abandonar el aviĆ³n, ya que inmediatamente se hundiĆ³. El Ćŗnico sobreviviente fue atrapado por Takao6. Marx no pudo ayudar a sus camaradas de ninguna manera y regresĆ³ a la base, informando de un atentado con bomba fallido.
La noticia de que los siguientes bombarderos habĆan colisionado con la tripulaciĆ³n de Kakuchi tambiĆ©n llegĆ³ a Otter Point, donde el CapitĆ”n Mills decidiĆ³ darle otra oportunidad a sus tripulaciones despuĆ©s de una infructuosa bĆŗsqueda matutina. Los seis B-26A estaban armados con torpedos y se dividieron en dos grupos despuĆ©s del despegue. Uno de ellos, dirigido por el propio Mils, encontrĆ³ ambos portaaviones japoneses. Dos aviones apuntaron a Ryujo y uno a Junyo. Aunque los estadounidenses afirmaron mĆ”s tarde que lograron hundir un crucero, ninguno de los barcos japoneses resultĆ³ daƱado como resultado.
ataque con torpedos.
Kakuta temĆa un contraataque enemigo, pero no esperaba ser acosado por pequeƱos grupos de bombarderos durante la mayor parte del dĆa. Fue mucho mĆ”s fĆ”cil para los japoneses evitar ataques individuales que las acciones coordinadas de todo el ala aĆ©rea con base en las Islas Aleutianas y Alaska. Fue una de las pocas cosas positivas que les pasĆ³ a los japoneses el 4 de junio. De acuerdo con el plan original de la operaciĆ³n, el segundo Kido Butai debĆa asaltar las posiciones enemigas en la isla Adak temprano en la maƱana. Las pĆ©simas condiciones climĆ”ticas que persistieron sobre la base estadounidense durante toda la noche y la mayor parte de la maƱana convencieron a Kakuta de que serĆa mĆ”s inteligente contraatacar en Dutch Harbor, especialmente porque el clima en el Ć”rea era claramente visible.
cambiado a favorable.
Por si acaso, a las 11:54, Kakuta enviĆ³ un par de Kate desde el portaaviones Ryujo, que fueron a reconocimiento en el sector 46 Ā° a una distancia de 144 millas para evaluar las condiciones climĆ”ticas sobre Dutch Harbor9. Los bombarderos japoneses se encontraron con un aviĆ³n enemigo en el camino, pero no querĆan luchar con Ć©l. A las doce y cuarto estaban sobre la base estadounidense y enviaron un telegrama recomendando una redada. Kakuta aĆŗn no estaba seguro de que el clima empeorarĆa y se abstuvo de tomar decisiones apresuradas. A las 13:00, enviĆ³ un segundo par de "Kate" al sector de reconocimiento 13Ā° durante 44 millas para confirmar el ataque a Dutch Harbor. MĆ”s de una hora despuĆ©s, a las 49:150, las tripulaciones de los bombarderos dieron luz verde para comenzar a volar. Al mismo tiempo, el grupo fue informado del descubrimiento de un destructor enemigo al sur de la isla de Unalaska14.