OperaciĆ³n de desembarco en el Golfo de Salerno: septiembre de 1943, parte 1
Equipo militar

OperaciĆ³n de desembarco en el Golfo de Salerno: septiembre de 1943, parte 1

OperaciĆ³n de desembarco en el Golfo de Salerno: septiembre de 1943, parte 1

Los paracaidistas del 220. Ā° Cuerpo de EE. UU. Aterrizan en el Golfo de Salerno cerca de Paestum desde la lancha de desembarco LCI (L)-XNUMX.

La invasiĆ³n de Italia comenzĆ³ en julio de 1943 con el desembarco aliado en Sicilia (OperaciĆ³n Husky). La siguiente etapa fue la operaciĆ³n de desembarco en el Golfo de Salerno, que proporcionĆ³ un punto de apoyo sĆ³lido en la Italia continental. La cuestiĆ³n de por quĆ©, de hecho, necesitaban esta cabeza de puente era discutible.

Aunque tras la victoria de los aliados en el norte de Ɓfrica, la direcciĆ³n de la ofensiva desde TĆŗnez a travĆ©s de Sicilia hasta la penĆ­nsula de los Apeninos parecĆ­a una continuaciĆ³n lĆ³gica, en realidad no fue asĆ­. Los estadounidenses creĆ­an que el camino mĆ”s corto hacia la victoria sobre el Tercer Reich pasaba por Europa Occidental. Al darse cuenta de la creciente presencia de sus propias tropas en el PacĆ­fico, querĆ­an poner fin a la invasiĆ³n a travĆ©s del Canal de la Mancha lo antes posible. Los britĆ”nicos son todo lo contrario. Antes de que tuvieran lugar los desembarcos franceses, Churchill esperaba que Alemania se desangrara en el frente oriental, que las incursiones estratĆ©gicas destruyeran su potencial industrial y que recuperara su influencia en los Balcanes y Grecia antes de que entraran los rusos. Sin embargo, sobre todo temĆ­a que un ataque frontal al Muro del AtlĆ”ntico provocarĆ­a pĆ©rdidas que los britĆ”nicos ya no podrĆ­an permitirse. AsĆ­ que retrasĆ³ el momento, esperando que no sucediera en absoluto. La mejor manera de hacerlo era involucrar a un aliado en las operaciones en el sur de Europa.

OperaciĆ³n de desembarco en el Golfo de Salerno: septiembre de 1943, parte 1

Spitfires del EscuadrĆ³n No. 111 de la RAF en Comiso; en primer plano hay un Mk IX, en el fondo hay un Mk V mĆ”s antiguo (con hĆ©lices de tres palas).

Al final, incluso los estadounidenses tuvieron que admitir que, principalmente debido a la falta de logĆ­stica, la apertura del llamado segundo frente en Europa Occidental antes de fines de 1943 tenĆ­a pocas posibilidades de Ć©xito y que algĆŗn tipo de "tema sustituto" era necesario. La verdadera razĆ³n de la invasiĆ³n de Sicilia ese verano fue el deseo de involucrar a las fuerzas angloamericanas en Europa en una operaciĆ³n lo suficientemente grande como para que los rusos no sintieran que estaban luchando solos contra Hitler. Sin embargo, la decisiĆ³n de desembarcar en Sicilia no disipĆ³ las dudas de los aliados occidentales sobre quĆ© hacer a continuaciĆ³n. En la conferencia Trident en Washington el 1 de mayo, los estadounidenses dejaron en claro que la OperaciĆ³n Overlord deberĆ­a lanzarse a mĆ”s tardar en mayo del prĆ³ximo aƱo. La cuestiĆ³n era quĆ© hacer ante las fuerzas terrestres, para no quedarse de brazos cruzados con las armas a los pies y, por otro lado, para no desperdiciar las fuerzas que pronto serĆ­an necesarias para abrir un segundo frente. Los estadounidenses insistieron en que en el otoƱo de 1943, despuĆ©s de la esperada captura de Sicilia, se capturaran CerdeƱa y CĆ³rcega, viĆ©ndolas como trampolines para una futura invasiĆ³n del sur de Francia. AdemĆ”s, tal operaciĆ³n requerĆ­a solo recursos limitados y podrĆ­a completarse con relativa rapidez. Sin embargo, esta ventaja resultĆ³ ser el inconveniente mĆ”s grave a los ojos de muchos: una operaciĆ³n de tan pequeƱa escala no perseguĆ­a ningĆŗn objetivo global: no sacĆ³ a las tropas alemanas del frente oriental, no satisfizo al pĆŗblico, sedientos de noticias de grandes victorias.

Al mismo tiempo, Churchill y sus estrategas estaban impulsando planes de acuerdo con el sentido del estado britĆ”nico. Encadenaron a los aliados para conquistar el extremo sur de la penĆ­nsula italiana, no para trasladarse desde allĆ­ a Roma y mĆ”s al norte, sino simplemente para obtener campamentos base para invadir los Balcanes. Argumentaron que tal operaciĆ³n privarĆ­a al enemigo del acceso a los recursos naturales que se encuentran allĆ­ (incluidos el petrĆ³leo, el cromo y el cobre), pondrĆ­a en peligro las lĆ­neas de suministro del frente oriental y alentarĆ­a a los aliados locales de Hitler (Bulgaria, Rumania, Croacia y HungrĆ­a) a dejar la alianza con Ć©l fortalecerĆ” a los partidarios en Grecia y posiblemente llevarĆ” a TurquĆ­a al lado de la Gran CoaliciĆ³n.

Sin embargo, para los estadounidenses, el plan de una ofensiva terrestre en las profundidades de los Balcanes sonaba como una expediciĆ³n a ninguna parte, que encadena a sus fuerzas durante quiĆ©n sabe cuĆ”nto tiempo. Sin embargo, la perspectiva de un desembarco en la penĆ­nsula de los Apeninos tambiĆ©n era tentadora por otra razĆ³n: podrĆ­a conducir a la capitulaciĆ³n de Italia. El apoyo a los nazis allĆ­ se estaba debilitando rĆ”pidamente, por lo que habĆ­a una posibilidad real de que el paĆ­s saliera de la guerra en la primera oportunidad. Aunque Alemania habĆ­a dejado de ser un aliado militar hacĆ­a mucho tiempo, 31 divisiones italianas estaban estacionadas en los Balcanes y tres en Francia. Aunque solo desempeƱaron un papel de ocupaciĆ³n o de vigilancia de la costa, la necesidad de reemplazarlos con su propio ejĆ©rcito habrĆ­a obligado a los alemanes a enviar las fuerzas significativas que necesitaban en otros lugares. TendrĆ­an que asignar aĆŗn mĆ”s fondos para la ocupaciĆ³n de la propia Italia. Los planificadores aliados incluso estaban convencidos de que, en tal situaciĆ³n, Alemania se retirarĆ­a, entregando todo el paĆ­s, o al menos su parte sur, sin luchar. Incluso eso hubiera sido un gran Ć©xito: en la llanura alrededor de la ciudad de Foggia habĆ­a un complejo de aeropuertos desde los cuales los bombarderos pesados ā€‹ā€‹podĆ­an asaltar refinerĆ­as de petrĆ³leo en Rumania o instalaciones industriales en Austria, Baviera y Checoslovaquia.

"Los italianos cumplirƔn su palabra"

El Ćŗltimo dĆ­a de junio, el general Eisenhower notificĆ³ al Estado Mayor Conjunto (JCS) que el plan para el otoƱo de 1943 lo hacĆ­a depender de la fuerza y ā€‹ā€‹reacciĆ³n de los alemanes y la actitud de los italianos ante el plazo de diez dĆ­as. InvasiĆ³n de Sicilia mĆ”s tarde.

Esta posiciĆ³n excesivamente conservadora se explicaba en cierta medida por la incertidumbre del propio Eisenhower, que en ese momento aĆŗn no era comandante en jefe, pero tambiĆ©n por su conciencia de la difĆ­cil situaciĆ³n en la que se encontraba. El CCS exigiĆ³ que despuĆ©s del final de la lucha por Sicilia, enviara las siete divisiones mĆ”s experimentadas (cuatro estadounidenses y tres britĆ”nicas) de regreso a Inglaterra, donde debĆ­an prepararse para la invasiĆ³n a travĆ©s del Canal de la Mancha. Al mismo tiempo, los jefes de estado mayor esperaban que Eisenhower, despuĆ©s de la conquista de Sicilia, llevara a cabo otra operaciĆ³n en el MediterrĆ”neo, lo suficientemente grande como para obligar a los italianos a rendirse y a los alemanes a atraer tropas adicionales del frente oriental. Por si fuera poco, CCS recordĆ³ que la ubicaciĆ³n de esta operaciĆ³n debe estar dentro del ā€œparaguas protectorā€ de sus propios combatientes. La mayorĆ­a de las entonces fuerzas de combate aliadas en esta Ć”rea de operaciones eran Spitfires, cuyo alcance de combate era de solo unos 300 km. AdemĆ”s, para que tal desembarco tenga alguna posibilidad de Ć©xito, tendrĆ­a que haber cerca un puerto y un aeropuerto relativamente grandes, cuya captura permitirĆ­a abastecer y ampliar los puestos de avanzada.

Mientras tanto, las noticias de Sicilia no inspiraron optimismo. Aunque los italianos entregaron esta parte de su territorio sin mucha resistencia, los alemanes reaccionaron con un entusiasmo impresionante, realizando una furiosa retirada. Como resultado, Eisenhower aĆŗn no sabĆ­a quĆ© hacer a continuaciĆ³n. Solo el 18 de julio solicitĆ³ el consentimiento a priori de CCS para un posible aterrizaje en Calabria, si tomĆ³ tal decisiĆ³n (recibiĆ³ el consentimiento dos dĆ­as despuĆ©s). Unos dĆ­as mĆ”s tarde, en la noche del 25 de julio, Radio Roma, de manera bastante inesperada para los aliados, informĆ³ que el rey habĆ­a destituido a Mussolini del poder, reemplazĆ”ndolo con el mariscal Badoglio, y asĆ­ poniendo fin al rĆ©gimen fascista en Italia. Aunque el nuevo primer ministro ha declarado que la guerra continĆŗa; Los italianos mantendrĆ­an su palabra, su gobierno inmediatamente iniciĆ³ negociaciones secretas con los aliados. Esta noticia infundiĆ³ tal optimismo en Eisenhower que creyĆ³ en el Ć©xito del plan, que anteriormente se habĆ­a considerado puramente teĆ³rico: aterrizar muy al norte de Calabria, en NĆ”poles. La operaciĆ³n recibiĆ³ el nombre en cĆ³digo Avalanche (Avalancha).

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